MEMORIAS DE UNA VARIETÉ

¡EL TIEMPO ES ARTE EN URUBAMBA!

El Dúo Sonqoyacta, conformado por Emmanuel y Samadhi, abrió la varieté acompañado del maestro Nino Mirones.

De viaje por el Valle Sagrado participamos de la varieté artística organizada por la Asociación Educativa y Cultural El Arte Sano de Urubamba, uno de los puntos de cultura más importantes de esta parte de Cusco. Durante esos días de Luna Cósmica (mediados de Julio) hicimos nuevos amigos y fuimos testigos de la expansión de actividades culturales que se viene gestando con la fuerza colectiva de los amigos y familias residentes. Ahora, unas breves líneas e imágenes sobrevivientes de esa última tarde urubambina. 


Texto y Fotos: Federico Cisneros 
Artesanos del Espacio
El Niño Mono. Atrás, uno de los personajes de Nino Mirones hace de las suyas en el escenario.
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Durante la mañana de ese sábado la vida nos regaló un momento de calma para compartir con Erika y Federico, artesanos de corazón y cómplices de la movida cultural de este singular espacio. Ahí conocimos a los artistas Virachandra Williams, de amplia trayectoria en las artes escénicas-circenses, y a Nino Mirones, músico, viajero y narrador de cuentos por excelencia. Un gran equipo de personas y artífices de una educación libre a través del arte.
La mañana de la Varieté.
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A breves minutos de comenzar la jornada recuerdo que se fue la luz. Estábamos todos listos afinando los últimos detalles mientras familiares y amigos seguían llegando al patio principal del ArteSano. El sol de la tarde anunciaba una buena jordana de cultura viva y la emoción de los niños se esparcía por doquier. Breves minutos después la luz regresó para iluminar los corazones a través de la música y los números artísticos que pronto cobrarían vida propia. Un último círculo para conectar tras bambalinas nos impulsó con mucha energía al escenario y ahí arriba hicimos la magia, rodeados del cariño de la gente y la mágica presencia de los Apus.
¡Se abrió el telón! Virachandra dio la bienvenida a todos mientras los niños jugaban y más amigos seguían llegando.
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El Dúo Sonqoyacta ("Corazón de mi Pueblo") conformado por los jóvenes músicos Emmanuel Pariente Trejo de 12 años (Perú) y Samadhi Jay Pilla Nobre Formiga de 10 años (Brasil), nos ofreció el primer número de la tarde, deleitándonos con sus mejores temas y musicalizando la vida de todos los presentes. Ellos también cantaron y la letra de una de esas canciones todavía vibra en mi memoria: "Voy / voy llegando al Sol / ven / que nos lleva el viento / ...ahora voy / llevo mi emoción / voy... / por el tren del cielo...." /. 
Presentación de los alumnos del Taller de Quena acompañados del maestro Nino Mirones.
                                         Musicarios en escena. Niños y padres de familia escucharon con atención plena a los artistas.  
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Los siguientes números me parecieron interesantísimas puestas en escena, que lograron evidenciar el trabajo realizado por los alumnos del Taller de Percusión, contagiándonos ritmos ágiles en constante cambio, afro peruanos y sabrosos, a partir de elementos cotidianos e instrumentos de gran sonoridad como el cajón. 
Jóvenes percusionistas tocaron súper conectados junto a su maestro Virachandra. 
Gran momento musical de ritmos afroperuanos y golpes puros de cajón.
En escena la joven Abril de 10 años presentó un número muy interesante que mezcló baile y percusión.
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Minutos después de una performance de danza contemporánea que presenté esa tarde, con la música y voz de la sensual Coco Rosie, desde el segundo piso salió disparado un payaso juguetón que llegó encarnado por el multifacético Nino Mirones para regalarnos escenas muy divertidas, especialmente para los niños que componían gran parte del público, con quienes interactuó sorprendiéndolos con toques de suspenso, a través del lenguaje de sus gestos, actos de magia y una gama de infinitas ocurrencias que despertó la risa y el cariño de la gente.
El payaso intepretado por Mirones tomó por sorpresa a más de uno.
Todos atentos. Desde atrás se sentía a la gente bien conectada con la buena onda de la varieté.
Última postal de la tarde.
Al final varios niños fueron invitados a subir al escenario y así, como jugando, transcurrió la tarde en El Artesano. 
Al día siguiente me iba de viaje a Lima pero como siempre muy agradecido con esta querida casona que cada tanto nos reúne, nos sorprende e invita a compartir lo mejor que tenemos para dar, volviéndose con el tiempo en un escenario itinerante de auténticos recuerdos.




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